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Así, en su temprana edad escolar, se le ve como un gran aficionado a la música clásica, disciplina a la que muy pocos niños de esa edad muestran inclinación, lo que constituye la característica de su infancia musical. Cuando termina sus estudios primarios sus padres decidieron matricularlo en el Colegio José María Eguren de Barranco donde compone sus primeros versos, sobresale en la materia de Literatura y donde conoce, en 1946, a Carlos Hayre, eminente guitarrista y personaje que vigorizó su vocación musical. Hayre lo motiva y lo empuja hacia la composición y de ese dúo juvenil nacen piezas de alta inspiración como “Oro y virtud”, “Siempre”, “Tu vida y la mía”, “Ya se muere la tarde”, “Adiós y sombras” y otros poemas musicalizados de buena factura. Con Carlos Hayre recorre jaranas, visita peñas e inicia su periplo de criollismo presentándose y saludando a cultores experimentados del criollismo en Barrios Altos, La Victoria, Barranco, Breña, Rímac, Monserrate y otros territorios de la música criolla de la Costa. Manuel, caballero del canto y la composición, ve el triunfo en los primeros amaneceres de su juventud. Le canta a la madre, al amor, al pueblo, a la naturaleza y ya en su juventud muestra una identificación con el cambio social y en su vejez lo traduce en la frase "Siento dolor por la impotencia de no poder cambiar el país y de no contribuir a la felicidad colectiva". Los consagrados no pueden ver este lado humano de Acosta Ojeda porque el asombro que les causa la estructura de su poesía y de la apropiada melodía es tan grande que se rinden ante su maestría. Encuentran en Manuel a una persona amigable y es “capturado” por la flor y nata del criollismo, de la ciencia social, de la literatura y del arte como A lo largo de su vida, llega a conocer a personalidades de la música peruana como Luciano Huambachano, Manuel Quintana Olivares "El Canario Negro" fallecido en 1959, Porfirio Vásquez, Pablo Casas Padilla, Lucho de la Cuba y Filomeno Ormeño, así como Nicomedes Santa Cruz y Don Augusto y Elías Ascues, Víctor Alberto Gil Mallma "El Picaflor de los Andes", Ernesto Sánchez Fajardo "El Jilguero del Huascarán” y de inacabables amistades de peruanistas, intelectuales, pensadores, bohemios, poetas, novelistas y músicos, como José María Arguedas a quien admira, Juan Gonzalo Rose con quien solía reunirse en “El Silletazo” para conversar en poesía con un trago de ron en la mano, el escritor Julio Ramón Ribeyro, Josafat Roel Pineda folclorista y etnomusicólogo de primera línea, Jorge Huirse extraordinario compositor, Luis Nieto apodado "el Cholo", la poetisa Serafina Quinteras (Esmeralda Gonzáles Castro) , Luis Abelardo Takahashi Núñez su contemporáneo y eximio cantautor, el periodista César Lévano La Rosa y muchos más. “Oro y virtud”, “Siempre”, “Tu vida y la mía”, “Ya se muere la tarde”, “Adiós y sombras”, "Madre" uno de sus encumbrados poemas, "En un atardecer" una dedicatoria imponente a la naturaleza y a la Madre Tierra, "Rumor de manantiales" fina poesía que describe el quehacer y las esperanzas del campesino, "Si tú me quisieras" declaratoria que inspira amor para ser querido, "Puedes Irte", "Chola Linda", “Puedes irte”, la polca “Promesa”, “Así te quiero”, “Cariño”, “Insistiré”, “Canción de fe”, “Si tú me quisieras”, “Dulce agonía”, “Mi Navidad”, “Celeste” un poema hecho canción dedicado a su hija, “Nidito de luna”, es un pequeño manojo de las extraordinarias composiciones de Acosta Ojeda. Demuestra en su obra su capacidad creadora de una temática referida al amor que se aleja de la composición tradicional o convencional. No es ofensivo y sus versos traducen un profundo respeto por la mujer. En su retiro hogareño y al lado de sus inseparables amigos, Manuel Acosta Ojeda muestra satisfacción por el multitudinario reconocimiento a su obra y a su arte y ante la lluvia de premios y menciones rechaza la discriminación contra los compositores; “Yo trabajo para que los derechos lleguen a todos por igual”, destaca el eminente peruano. En su faceta de investigador se entrega para hurgar en la riqueza de la música y poesía del Perú de los Andes y se sorprende de que la música peruana, toda, teniendo gran acogida en otros países, se le sustraiga su importancia en el nuestro donde se difunde música extranjera o de culturas divergentes. Esto lo considera un reto y como hombre que no le teme a los retos, se propone y promete realizar composiciones con huaynos, yaravíes y mulizas. Manuel Acosta Ojeda pertenece a una constelación irrepetible de intérpretes y autores que dieron fulgor a la música criolla de la Costa y al igual que muchos de ellos, Manuel no destaca por una composición en particular sino por la calidad de toda su obra. Como cantante interpretaba toda pieza con especial sensibilidad que cautivaba la atención de sus oyentes. La temática de su obra, como ya se ha dicho, está dirigida a la madre, al amor, a la naturaleza y al quehacer de los pobres, entre los más relevantes aspectos, siendo muchas de esas composiciones emblemas del criollismo. Falleció el 20 de mayo de 2015 MANUEL ACOSTA OJEDA Por Alfredo Grados Rivero El 16 de marzo de 1931 nace en Lima el extraordinario cantante y autor Manuel Acosta Ojeda, arrullado por sus progenitores, Alejandro Acosta Flores con la guitarra y María Luisa Ojeda Díaz con la voz, con melodías de valses, huaynos, yaravíes, marineras y tonderos que orillaron su camino hacia la música y la poesía. Así, en su temprana edad escolar, se le ve como un gran aficionado a la música clásica, disciplina a la que muy pocos niños de esa edad muestran inclinación, lo que constituye la característica de su infancia musical. Cuando termina sus estudios primarios sus padres decidieron matricularlo en el Colegio José María Eguren de Barranco donde compone sus primeros versos, sobresale en la materia de Literatura y donde conoce, en 1946, a Carlos Hayre, eminente guitarrista y personaje que vigorizó su vocación musical. Hayre lo motiva y lo empuja hacia la composición y de ese dúo juvenil nacen piezas de alta inspiración como “Oro y virtud”, “Siempre”, “Tu vida y la mía”, “Ya se muere la tarde”, “Adiós y sombras” y otros poemas musicalizados de buena factura. Con Carlos Hayre recorre jaranas, visita peñas e inicia su periplo de criollismo presentándose y saludando a cultores experimentados del criollismo en Barrios Altos, La Victoria, Barranco, Breña, Rímac, Monserrate y otros territorios de la música criolla de la Costa. Manuel, caballero del canto y la composición, ve el triunfo en los primeros amaneceres de su juventud. Le canta a la madre, al amor, al pueblo, a la naturaleza y ya en su juventud muestra una identificación con el cambio social y en su vejez lo traduce en la frase "Siento dolor por la impotencia de no poder cambiar el país y de no contribuir a la felicidad colectiva". Los consagrados no pueden ver este lado humano de Acosta Ojeda porque el asombro que les causa la estructura de su poesía y de la apropiada melodía es tan grande que se rinden ante su maestría. Encuentran en Manuel a una persona amigable y es “capturado” por la flor y nata del criollismo, de la ciencia social, de la literatura y del arte como A lo largo de su vida, llega a conocer a personalidades de la música peruana como Luciano Huambachano, Manuel Quintana Olivares "El Canario Negro" fallecido en 1959, Porfirio Vásquez, Pablo Casas Padilla, Lucho de la Cuba y Filomeno Ormeño, así como Nicomedes Santa Cruz y Don Augusto y Elías Ascues, Víctor Alberto Gil Mallma "El Picaflor de los Andes", Ernesto Sánchez Fajardo "El Jilguero del Huascarán” y de inacabables amistades de peruanistas, intelectuales, pensadores, bohemios, poetas, novelistas y músicos, como José María Arguedas a quien admira, Juan Gonzalo Rose con quien solía reunirse en “El Silletazo” para conversar en poesía con un trago de ron en la mano, el escritor Julio Ramón Ribeyro, Josafat Roel Pineda folclorista y etnomusicólogo de primera línea, Jorge Huirse extraordinario compositor, Luis Nieto apodado "el Cholo", la poetisa Serafina Quinteras (Esmeralda Gonzáles Castro) , Luis Abelardo Takahashi Núñez su contemporáneo y eximio cantautor, el periodista César Lévano La Rosa y muchos más. “Oro y virtud”, “Siempre”, “Tu vida y la mía”, “Ya se muere la tarde”, “Adiós y sombras”, "Madre" uno de sus encumbrados poemas, "En un atardecer" una dedicatoria imponente a la naturaleza y a la Madre Tierra, "Rumor de manantiales" fina poesía que describe el quehacer y las esperanzas del campesino, "Si tú me quisieras" declaratoria que inspira amor para ser querido, "Puedes Irte", "Chola Linda", “Puedes irte”, la polca “Promesa”, “Así te quiero”, “Cariño”, “Insistiré”, “Canción de fe”, “Si tú me quisieras”, “Dulce agonía”, “Mi Navidad”, “Celeste” un poema hecho canción dedicado a su hija, “Nidito de luna”, es un pequeño manojo de las extraordinarias composiciones de Acosta Ojeda. Demuestra en su obra su capacidad creadora de una temática referida al amor que se aleja de la composición tradicional o convencional. No es ofensivo y sus versos traducen un profundo respeto por la mujer. En su retiro hogareño y al lado de sus inseparables amigos, Manuel Acosta Ojeda muestra satisfacción por el multitudinario reconocimiento a su obra y a su arte y ante la lluvia de premios y menciones rechaza la discriminación contra los compositores; “Yo trabajo para que los derechos lleguen a todos por igual”, destaca el eminente peruano. En su faceta de investigador se entrega para hurgar en la riqueza de la música y poesía del Perú de los Andes y se sorprende de que la música peruana, toda, teniendo gran acogida en otros países, se le sustraiga su importancia en el nuestro donde se difunde música extranjera o de culturas divergentes. Esto lo considera un reto y como hombre que no le teme a los retos, se propone y promete realizar composiciones con huaynos, yaravíes y mulizas. Manuel Acosta Ojeda pertenece a una constelación irrepetible de intérpretes y autores que dieron fulgor a la música criolla de la Costa y al igual que muchos de ellos, Manuel no destaca por una composición en particular sino por la calidad de toda su obra. Como cantante interpretaba toda pieza con especial sensibilidad que cautivaba la atención de sus oyentes. La temática de su obra, como ya se ha dicho, está dirigida a la madre, al amor, a la naturaleza y al quehacer de los pobres, entre los más relevantes aspectos, siendo muchas de esas composiciones emblemas del criollismo. Falleció el 20 de mayo de 2015 |